El escudo salvadoreño ostenta un triángulo equilátero que representa los tres poderes del gobierno: Ejecutivo, Legislativo y Judicial, algo que amenaza con volar por los aires cuando el partido Nuevas Ideas y su candidato Nayib Bukele se aprestan a consumar una estrategia bien diseñada y planificada.
La Asamblea Legislativa, de mayoría oficialista, destituyó el 1 de mayo de 2021 a los magistrados propietarios y suplentes de la Corte Suprema de Justicia (CSJ) por supuestamente cometer «fraude a la constitución» y violar la separación de poderes, un primer paso para concentrarlo en manos de una elite gubernamental.
Para analistas y expertos la destitución de los cinco magistrados de la Corte Suprema de Justicia, es inconstitucional, y fue visto entonces como la destrucción de un poder judicial independiente y el estado de derecho.
A partir de esa fecha no faltaron los cuestionamientos sobre la separación de poderes y como todo se fue concentrando en manos de Bukele. Desde entonces no faltaron interpretaciones de la Constitución y de la Ley Electoral.
Rebuscando e interpretando a conveniencia los diferentes artículos de la Carta Magna, apareció uno “escondido” que eliminó en cierta forma la prohibición de la reelección continua, mientras otras acciones como la modificación del número de municipios, algo que no podía hacerse en un años electoral, también avanzó a propuesta del mandatario.
No faltaron en los últimos meses estudios que indicaron el Gobierno y la Asamblea Legislativa ejecutaron una estrategia para el «debilitamiento» de la separación de poderes en «complicidad» con la Corte Suprema, con lo que el Ejecutivo de Bukele concentra el «control» de los tres órganos.
El estudio titulado Justicia Amordazada, planteó que «la separación de poderes en El Salvador se redujo a la mínima expresión, y solo opera cuando los otros órganos debaten asuntos en los que el Ejecutivo no tiene intereses».
«Más que tres poderes independientes y separados, existe una sola fuerza política en control de todos ellos, concentrada en el Ejecutivo. El sistema de pesos y contrapesos democráticos ha desaparecido», afirmo un informe de la Fundación para el Debido Proceso (DPLF).
Otros tanques pensantes de la política salvadoreña como la Universidad Francisco Gavidia abordaron el tema de la separación de poderes y los contrapesos. Algunos expertos señalan hoy que «el único contrapeso que subsiste lo ejercen las organizaciones sociales, sectores académicos y el periodismo de investigación».
«Desde el inicio de su mandato en 2019 y antes de tomar el control del Legislativo, el presidente Nayib Bukele mantuvo una confrontación abierta con los otros poderes del Estado. En el caso del Órgano Judicial, ejecutó una narrativa hostil, dirigida de forma específica contra la Sala de lo Constitucional», indicó un estudio.
Hace pocos días, la diputada por el Frente Farabundo Martí, Anabel Belloso, analizó un punto que se acerca a este tópico.
La parlamentaria dijo que los diputados de Nuevas Ideas se cobijan “bajo la popularidad del presidente y candidato Bukele, quien incluso publicó un video llamando a la población a apoyar a los candidatos de su partido en las elecciones del 4 de febrero”.
Según diversos políticos, entre ellos Belloso, hay tantas anomalías en el actual proceso presidencial que el país se encamina hacia un “ autoritarismo” del actual gobierno y de descrédito hacia la oposición, lo que se traducirá en la desaparición de otras agrupaciones políticas.
La legisladora también calificó como “movimientos tramposos” realizados por el oficialismo con la reducción de municipios, la reducción de diputaciones y el cambio de fórmula para asignar los escaños en la Asamblea Legislativa con el fin de mantener el control.
En la semana última el Cardenal Gregorio Rosa Chávez, una autoridad en el país, concluyó que los salvadoreños están «en un futuro de un partido único o hegemónico” y cuestionó a gente que “está contenta con lo que está pasando”.
mem/lb