En su carta semanal, el mandatario sudafricano explicó ello a raíz del acercamiento de Sudáfrica a la Corte Internacional de Justicia (CIJ) para lograr no sólo un alto el fuego del bombardeo militar de Israel sobre el pueblo palestino, sino también pedirle a la corte que declare a Israel culpable de cometer actos de genocidio.
Sudáfrica tiene la responsabilidad, al igual que otros Estados signatarios de la convención sobre genocidio, de prevenir actos de esa naturaleza dondequiera que ocurran, enfatizó.
La Convención sobre Genocidio, recordó Ramaphosa, fue adoptada por unanimidad por la Asamblea General de las Naciones Unidas inmediatamente después del Holocausto, uno de los peores crímenes de la historia moderna.
El presidente explicó asimismo que el doloroso pasado de Sudáfrica, arraigado en el racismo y el apartheid, da crédito a su postura implacable sobre la guerra.
Como nación que luchó y derrotó al apartheid, agregó, tenemos la obligación particular de defender la justicia y los derechos humanos fundamentales para todas las personas, en todas partes.
Es esta obligación la que inspiró nuestra solicitud ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ) para detener la violencia desatada por Israel en la Franja de Gaza, dijo,
En su texto, el Presidente añadió que la crítica a los ataques del gobierno israelí contra Gaza “no está dirigida a ningún grupo religioso o étnico, y no puede descartarse simplemente como antisemitismo”.
Como gobierno, sostuvo, hemos sido coherentes en la aplicación del derecho internacional. Hemos sido igualmente coherentes al condenar las atrocidades cometidas por Hamás contra civiles israelíes el 7 de octubre de 2023 y al pedir la liberación de los rehenes que aún se encuentran retenidos en Gaza.
Sin embargo, resaltó Ramaphosa, como argumentamos en nuestro caso ante la CIJ, este ataque contra civiles en Israel no puede justificar los actos posteriores cometidos por el ejército israelí contra los residentes de Gaza.
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