El sistema de salud de Gaza ya tenía dificultades para funcionar antes de la guerra, pero tras más de 100 días de combates alcanzó un mínimo catastrófico, subrayó el Centro de Información Israelí para los Derechos Humanos en los Territorios Ocupados (B’Tselem).
Al respecto, señaló que allí se reportaron en ese lapso más de 60 mil heridos y decenas de miles de enfermos, para quienes “las posibilidades de recibir la atención adecuada, incluidas intervenciones para salvar vidas, están disminuyendo rápidamente”.
En las circunstancias actuales de Gaza, la falta de acceso a la atención médica tiene consecuencias críticas, consideró.
Según la Organización Mundial de la Salud, de los 36 hospitales que funcionaban en la Franja antes del conflicto, solo 14 mantienen abiertas sus puertas, aunque la mayoría solo de forma parcial, destacó.
B’Tselem se refirió a las sistemáticas denuncias sobre los obstáculos israelíes para la transferencia de suministros médicos a los hospitales, principalmente en el norte.
Criticó también los sistemáticos ataques contra centros de salud, equipos médicos y pacientes, lo cual son violaciones del derecho internacional.
“A pesar de saber muy bien que los hospitales albergan a cientos de pacientes y decenas de miles de personas desplazadas, (el Ejército) los trata como objetivos militares legítimos y exige su evacuación inmediata, aunque la población que se encuentra en el interior no tiene a dónde ir”, cuestionó.
La falta de servicios médicos básicos es especialmente preocupante dada la constante propagación de enfermedades infecciosas debido a las duras condiciones en los campamentos de desplazados, expresó.
Al respecto, recordó que hay más de “un millón de personas hacinadas sin agua potable, alimentos suficientes ni condiciones para mantener las condiciones higiénicas básicas”.
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