Los problemas empezaron antes del silbatazo inicial, cuando las barras bravas del conjunto albo rompieron varias cercas para ubicarse en otras zonas de las gradas y chocaron contra carabineros y los guardias privados de la instalación.
Con varios minutos de retraso el partido arrancó y parecía encaminarse por buen rumbo, sobre todo tras las anotaciones de Colo Colo al minuto 10, gracias a Carlos Palacios, y en el 21 por medio del ídolo Arturo Vidal, quien cobró con acierto un penalti.
Sin embargo en el entretiempo los disturbios se hicieron presentes una vez más y el choque se reanudó media hora después.
A pesar de que el Cacique se encaminaba a conquistar su primer trofeo del año, sus propios aficionados se encargaron de dar al traste con el espectáculo cuando invadieron la cancha a los 80 minutos y la Asociación Nacional de Fútbol Profesional dio por terminado el juego. Tras la retirada de los jugadores, los problemas continuaron y hubo daños en la instalación debido a algunos incendios.
La violencia se ensañó, incluso, con el Memorial erigido en el estadio para honrar a quienes estuvieron recluidos allí y sufrieron torturas o fueron ejecutados cuando, tras el golpe de Estado de 1973, la dictadura convirtió el recinto en campo de prisioneros y exterminio.
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