En la capital, por ejemplo, las autoridades determinaron el cierre de decenas de fuentes para evitar desórdenes y el Metro de Quito prohibió durante estos días la entrada de usuarios mojados.
No obstante, durante el largo feriado, que concluye mañana, se espera que los parques y otros espacios públicos permanezcan llenos de personas que “juegan” el carnaval no sólo con agua, sino también con espuma, harina, tintes de anilina, y hasta huevo.
Pero, ¿de dónde viene esa tradición tan particular?
Algunos aseguran que el uso del agua tiene un origen religioso y viene desde la época colonial, cuando los feligreses se empapaban como símbolo de limpieza o purificación ante la entrada de la cuaresma, que da paso a la Semana Santa.
Si bien el “juego” del carnaval predomina en zonas de la sierra ecuatoriana principalmente, en ciudades como Ambato o Guaranda tienen lugar desfiles coloridos.
Este año, como el feriado se vive en medio de un estado de excepción y un conflicto armado interno, hubo actividades suspendidas o pospuestas, como la Fiesta de la Fruta y las Flores de Ambato, con sus vistosos despliegue de carruajes alegórigos hechos justamente con alimentos y plantas.
Las calles de Guaranda, donde según los ecuatorianos tiene lugar el mejor carnaval del país, sí fueron el escenario para el desfile de carros alegóricos y delegaciones de comunidades, barrios, instituciones públicas y privadas.
Unas 20 mil personas se apostaron a las calles para apreciar la procesión, que anualmente concentra a turistas nacionales y extranjeros, mientras 400 efectivos, entre guardias de seguridad, policías y militares, brindaron resguardo en ese municipio de la provincia de Bolívar, en el centro del país.
En Ecuador el carnaval es una celebración que recoge el sincretismo cultural, pues pueblos indígenas de los Andes dan gracias en estos días a la Pachamama (madre tierra, en quichua) por el inicio de las cosechas.
Por otro lado, están quienes aprovechan estas fechas, el feriado más largo del año, para ir a playas, conocer nuevos lugares turísticos o simplemente descansar.
Aunque la situación económica ha sido desafiante por la crisis de seguridad, los comerciantes y el sector turístico apuestan al carnaval como un momento para la reactivación.
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