Durante una sesión sobre el tema en el Consejo de Seguridad, la directora de operaciones de ayuda del organismo, Edem Wosornu, insistió en los temores por “un efecto en la economía” de esa medida, lo que incluiría a las importaciones comerciales de artículos esenciales de los que el pueblo yemení depende más que nunca.
«La ayuda humanitaria no puede compensar las brechas en el suministro de bienes comerciales. Tales efectos pueden repercutir en todo el país. La ya frágil economía de Yemen no puede soportar más shocks importantes», dijo.
La funcionaria alertó además del aumento de los costos de transporte tanto interno como las cargas que llegan de fuera de Yemen a causa de las hostilidades en curso.
De acuerdo con el Programa Mundial de Alimentos, los envíos en contenedores a la nación aumentaron hasta el 110 por ciento mientras que otras organizaciones humanitarias registran alzas en las tarifas de flete de hasta el 318.
Por su parte, el enviado especial de las Naciones Unidas para Yemen, Hans Grundberg, pidió más acción inmediata para poner fin al «peligroso ciclo de escalada» al remarcar los riesgos para comercio global de los ataques hutíes en el Mar Rojo en solidaridad con Palestina.
El encargado pidió de forma inmediata una reducción de la tensión regional, que todas las partes se abstengan del «oportunismo militar» y que se avance hacia un acuerdo mediado que debe ser protegido.
Esos aspectos, dijo, permitirían crear “una rampa de salida a este peligroso ciclo de escalada».
La designación estadounidense entra en vigor a mediados de febrero en medio de la escalada en Medio Oriente que derivó en bombardeos organizados por Washington y Reino Unido como respuesta a las acciones hutíes en el Mar Rojo.
Las autoridades norteamericanos aseguraron que habría emitido «excepciones» destinadas a evitar cualquier daño a la población civil de Yemen, mientras la ONU planeta como un desafío clave el tratamiento del hambre en una nación que importa casi todos sus alimentos.
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