Al presentar ante el Consejo de Seguridad una denuncia por las agresiones del miércoles contra civiles en Nabatieh y Al-Sowaneh, la Cancillería reclamó a Naciones Unidas condenar tales crímenes israelíes y presionar a Tel Aviv para que detenga la escalada.
De acuerdo con el texto de la queja difundido aquí, Líbano enfatizó que el bombardeo deliberado y directo por parte de Israel de civiles seguros en sus hogares se considera una violación del derecho internacional humanitario y un crimen de guerra.
Al mismo tiempo, puntualizó que la hostilidad israelí constituye una violación de la soberanía de Líbano, la integridad de su territorio y de los ciudadanos, y de todas las resoluciones de las Naciones Unidas que exigen el fin de las infracciones y de la ocupación de las tierras.
En este punto, alertó de la persistente agresión israelí en un momento en que los esfuerzos internacionales y los movimientos diplomáticos están activos para lograr la calma, a la luz de la afirmación de Líbano de su rechazo a la guerra y su provisión de una hoja de ruta para lograr una seguridad sostenible en el sur.
Ante la brutalidad de Tel Aviv, el Ministerio instó a la comunidad internacional a presionar a Israel para que frene sus ataques en curso a un ritmo rápido.
También, insistió en la necesidad de que los miembros del Consejo de Seguridad condenen colectivamente las agresiones israelíes contra Líbano para prevenir el deterioro de la situación y la expansión de la guerra.
La Cancillería reiteró la exigencia de que el Consejo de Seguridad de la ONU condene claramente los ataques directos, deliberados y repetidos de Israel contra civiles libaneses.
El miércoles en la noche, un dron israelí atacó, con un misil guiado, un edificio residencial en la ciudad de Nabatieh, en el sur del país, matando a 10 personas, entre ellas mujeres y niños.
Durante la propia jornada, otro ataque de Israel tuvo como objetivo la casa del libanés Jalal Mohsen, en el poblado de Al-Sowaneh, y asesinó a su esposa y dos hijos, de 13 y dos años, respectivamente.
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