«La situación de seguridad es alarmante. Hemos llamado la atención de la comunidad internacional sobre el citado problema, hemos enviado una serie de llamamientos. Hasta ahora no se han recibido reacciones adecuadas ni de Chisináu ni de la OSCE», dijo Krasnoselski.
También señaló que se observa una táctica de silenciamiento de la situación, y “debe entenderse que, dada la activa militarización de Moldavia, los ejercicios militares en este país, y los intentos por transformar la misión de mantenimiento de paz, cualquier incidente puede tener consecuencias graves», aseguró.
«En este sentido, el mecanismo de mantenimiento de la paz cumple eficazmente su misión, al menos garantiza la manejabilidad de la situación en la zona de seguridad, en la línea de demarcación directa entre las partes. Este es un factor clave», afirmó Krasnoselski.
El líder de Transdniester también comentó los riesgos de detención de funcionarios de ese enclave por parte de las autoridades moldavas en virtud de los artículos de la ley sobre el separatismo.
Anteriormente, desde Tiráspol se afirmó que especialistas extranjeros estaban entrenando a grupos de combate en Moldavia, incluidos ucranianos, para llevar a cabo atentados terroristas y sabotajes de instalaciones militares en Transdniester.
La historia de esta república rebelde se remonta a 1992, cuando varios distritos de la ribera oriental del Dniéster, de población mayoritariamente rusohablante, se rebelaron contra Chisináu y proclamaron la creación de la República Moldava de Transdniester por miedo a que Moldavia se fusionara con la vecina Rumanía.
Chisinau respondió con el envío de tropas al territorio rebelde, lo que provocó un conflicto armado que se prolongó por varios meses. Actualmente es un territorio fuera del control de Moldavia, con todos los atributos de un Estado, incluido una moneda propia.
El mantenimiento de la paz en la zona del conflicto corre a cargo de la Comisión de Control Conjunta y un contingente militar mixto de Rusia, Moldavia y Transdniester.
La Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa insiste en resolver el conflicto por la vía negociada en el formato 5+2 (OSCE, Rusia, Ucrania, Unión Europea y Estados Unidos como mediadores, así como Moldavia y Transdniester).
La república rebelde insiste en obtener independencia, pero Moldavia se la niega, ofreciendo a cambio una amplia autonomía.
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