Los talibanes no revelaron el número exacto de sus combatientes muertos y heridos, apuntó la agencia de noticias afgana The Khaama Press.
La explosión, al parecer realizada por un terrorista suicida, tuvo como objetivo el centro de culto islámico cercano al Palacio Presidencial, donde se realizaba la ceremonia de duelo y oración por la madre de Zabiullah Mujahid, portavoz y viceministro de Información y Cultura.
Posteriormente, los combatientes talibanes asaltaron una casa en un suburbio del norte de Kabul pocas horas después del incidente y eliminaron una célula del ISIS-K.
Desde que los talibanes tomaron el control de Afganistán a mediados de agosto aumentaron los ataques de miembros del grupo Estado Islámico contra ellos, lo cual plantea la posibilidad de un conflicto más amplio entre ambos bandos.
El movimiento Talibán conquistó el país centroasiático mientras Estados Unidos y sus aliados de la OTAN sacaron sus tropas tras 20 años de ocupación militar, más de dos billones de dólares en gastos de guerra y miles de civiles muertos.
Los fundamentalistas radicales islámicos dominan una nación más empobrecida que hace dos décadas, con 11 millones de refugiados fuera del país, cinco millones de desplazados internos y la mayoría de la población al borde de la hambruna.
Muchos afganos temen el regreso del estricto régimen talibán, cuyo anterior Gobierno cometió numerosos abusos, sobre todo contra las mujeres, las niñas y las minorías étnicas.
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