La brutal sequía que sufre el sur de este país insular africano del océano Índico hace años obliga a la población a recurrir a insectos, raíces y corteza de árboles para no sucumbir al hambre, afirmó la portavoz del PMA aquí, Alice Rahmoun, quien describió la situación como una crisis invisible.
Los pobladores de la zona depositan su última esperanza en la llegada de la temporada lluviosa que, de repetirse el panorama de años anteriores, podría ser breve y escasa y por lo tan insuficiente para plantar semillas y lograr una cosecha capaz de proveer alimentos en cantidad idónea para la población.
El gran culpable de la crisis es el cambio climático, dijo la funcionaria, quien aseguró que los impactos de ese fenómeno son cada vez más fuertes.
Las cosechas fracasan y lleva a la gente a que no tenga nada para cultivar ni renovar sus suministros, agregó.
La crisis es paliada en alguna medida por la asistencia del PMA a unas 700 mil personas y apoyo para elaborar una respuesta a largo plazo capaz de poner a comunidades locales en condición de prepararse, responder y recuperarse de los impactos climáticos.
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