Al intervenir por videoconferencia en la última jornada de la cumbre del G20, en Roma, el mandatario consideró que en la implementación de iniciativas ambientales, el grupo debe ser líder en la formación de normas uniformes, justas y transparentes para la regulación climática.
“Estas reglas deben basarse en modelos de contabilidad y seguimiento reconocidos de manera mutua para las emisiones y absorciones de gases de efecto invernadero”, apuntó.
Putin manifestó el interés de Rusia de elaborar planes a largo plazo con el resto de los países, cuya implementación en el sector energético priorice los principios de neutralidad tecnológica, teniendo en cuenta de forma objetiva la huella de carbono de los distintos tipos de generación.
En tal sentido, puso como ejemplo que la huella de carbono de la energía solar es cuatro veces mayor que la de la energía nuclear, según datos científicos.
“Es importante enfocar los esfuerzos de la comunidad mundial, en primer lugar, hacia el apoyo a los proyectos ambientales más efectivos”, indicó.
Según el jefe de Estado ruso, los expertos podrían clasificar estos proyectos teniendo en cuenta su nivel de rendimiento en términos de reducción de la cantidad de gases de efecto invernadero en la atmósfera por cada dólar invertido.
Explicó que Rusia, al igual que otros países, padece las consecuencias del calentamiento global.
“Nos enfrentamos a la desertificación, la erosión del suelo, nos preocupa especialmente el derretimiento del permafrost (suelo congelado de regiones muy frías o glaciares que retienen gases de efecto invernadero), que representa una parte importante de nuestro territorio”, dijo.
El presidente ruso advirtió que la temperatura media anual de la nación euroasiática crece más rápido que la global, más de 2,5 veces. Durante 10 años aumentó casi medio grado y en el Ártico, la tasa de calentamiento es aún mayor, subrayó.
Ante tal situación, enfatizó que el país implementa una política para reducir las emisiones netas de gases de efecto invernadero, con medidas para mejorar la eficiencia energética de la economía, la modernización de la industria eléctrica y la reducción de las emisiones de gases asociadas a la producción de petróleo.
Según estimaciones de expertos, Rusia es uno de los líderes en descarbonización global; la energía baja en carbono se está desarrollando a buen ritmo en el país, afirmó.
“Durante los últimos 20 años, la intensidad de carbono de nuestra economía disminuyó un promedio de 2,7 por ciento anual, y esto es más que en el mundo en general”, aclaró el mandatario.
Destacó que en Rusia en estos momentos la proporción de energía de fuentes prácticamente libres de carbono supera el 40 por ciento, “y teniendo en cuenta el gas natural, el combustible con menor contenido de carbono entre los hidrocarburos, esta proporción es del 86 por ciento”.
Resaltó que el país pondrá en práctica un nuevo programa para mejorar la eficiencia energética de la economía hasta 2035, que se convertirá en un elemento importante para lograr el objetivo de asegurar la neutralidad de carbono a más tardar en 2060.
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