Según el diario Global Times, la estrategia pone énfasis en boicotear los materiales con contenidos considerados vulgares, elevar la calidad de las películas hechas aquí, potenciar la capacidad del sector en la ciencia y tecnología, y expandir la influencia de la filmografía china.
Con ese fin se espera instalar 100 mil salas de proyecciones y cada IN debe dedicar algunas a cintas melódicas y otra a producciones nacionales y extranjeras con “valores artísticos únicos”.
El plan llama a crear largmetrajes que coincidan con eventos políticos de importancia como por ejemplo el 20 congreso del Partido Comunista de China, el aniversario 80 de la victoria sobre el fascismo o la victoria sobre la invasión japonesa, para mantener vivo el espíritu patriótico en las nuevas generaciones.
También convoca a incrementar los intercambios internacionales mediante la participación en los principales eventos del séptimo arte del mundo y a garantizar que al menos 55 por ciento de las películas proyectadas anualmente en el país sean de factura doméstica.
Cumplida la meta de establecer una sociedad modestamente próspera y sin pobreza extrema, China ahora avanza hacia su completa revitalización y el camino contempla una revolución cultural que tiene énfasis en el rescate de los valores, incluido los estéticos.
En ese proceso el Gobierno puso bajo la lupa a la industria del entretenimiento y en septiembre pasado introdujo fuertes regulaciones que buscan cortar comportamientos inmorales y todo tipo de excesos, desde los salarios hasta el culto de los ídolos.
Entre las nuevas reglas destacan las que prohíben la contratación de individuos con antecedentes de ilegalidades o escándalos, así como la salida en televisión de los “sissy boys”, como se denominan a artistas hombres con apariencia demasiado afeminada.
Especialmente sobre el último punto, la Administración Nacional de Radio y Televisión consideró “necesario determinar la correcta orientación estética de los programas, controlar la selección de los actores y anfitriones, estilos, vestuario, accesorios y maquillaje, para detener a varones parecidos a mujeres y otras estéticas anormales”.
Semanas atrás el tema de los “sissy boys” y el excesivo culto a las celebridades fue objeto de análisis en la federación china de Trabajadores de las Artes y la Literatura, porque la distorsión en los valores y la conducta en el sector del entretenimiento influencia de forma negativa en la sociedad, sobre todo en los jóvenes.
Algunas voces responsabilizaron a las estrellas de atentar contra las leyes, el orden público y la ética profesional con tal comportamiento ante los fans.
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