Los cambios efectuados tras renuncias de directivos en esas instancias, quedaron oficializados mediante decretos ejecutivos del presidente Guillermo Lasso.
En ese contexto, el general de división Orlando Fabián Fuel asumió como jefe del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas, en reemplazo del vicealmirante Jorge Cabrera, quien dimitió.
Asimismo, la Fuerza Terrestre, antes atendida por Fuel, estará comandada por el general de brigada Luis Enrique Burbano.
Mientras, Fausto Cobo volverá a dirigir el Servicio Nacional de Atención Integral a Adultos Privados de la Libertad y Adolescentes Infractores (SNAI), puesto que ocupó en los últimos 47 días por Bolívar Garzón.
La víspera circularon en las redes sociales fuertes rumores sobre la separación de Tannya Varela como comandante de la Policía Nacional, pero la institución aseguró que continúa en funciones.
Los cambios ocurren en momentos en que el país presenta un período de inseguridad y el sistema carcelario enfrenta la peor crisis en su historia, marcada por dos masacres registradas en menos de dos meses (28 de septiembre y 13 de noviembre), con un saldo total de más de 180 muertes violentas.
A la situación actual se suma una incertidumbre generalizada en la ciudadanía ante la falta de información oficial por parte de las autoridades nacionales, que crearon un comité emergente desde el sábado último para atender los problemas.
Incluso difieren las cifras ofrecidas por instituciones oficiales sobre la más reciente matanza en la penitenciaría del Litoral, en Guayaquil, pues mientras la Fiscalía General del Estado dio cuenta de 68 asesinatos, la Policía Nacional menciona 61.
La respuesta del ejecutivo a la inestabilidad en las prisiones ha sido blanco de críticas desde la ciudadanía, mientras entes encargados de los derechos humanos, como la Defensoría del Pueblo, piden a las autoridades nacionales aplicar medidas concretas e informar a la población.
Desde el Gobierno indican que las causas del aumento en la violencia en el sistema carcelario es la rivalidad entre bandas por el control de los reclusorios, mientras analistas mencionan el hacinamiento, la falta de rehabilitación social y de guías penitenciarios suficientes, como razones de fuerza para la agudización de la crisis.
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