En el incidente, que fue declarado como un acto terrorista la víspera, murió el único pasajero del vehículo cuando el artefacto explosivo que llevaba consigo estalló.
El chofer solo sufrió lesiones leves porque según declaró después, al darse cuenta de que su cliente manipulaba una bomba logró salir a tiempo y activó el cierre de seguridad para dejarlo encerrado dentro del taxi.
La víctima fue posteriormente identificada como Emad Jamil Al-Swealmeen, un cristiano converso del islam a quien las autoridades británicas le habrían negado en 2014 la residencia permanente en Reino Unido por considerar que mentía sobre su origen sirio-iraquí.
Según una fuente policial anónima citada este martes por el tabloide The Sun, los detectives ahora investigan si esa decisión fue lo que llevó al individuo de 32 años de edad a fabricar el artefacto explosivo y llevar a cabo el ataque.
Tampoco se sabe si el hospital materno de Liverpool era el objetivo escogido por Al-Swealmeen para detonar la bomba de balines casera en el Día de Recordación a los caídos en las guerras.
De acuerdo con la prensa británica, el atacante tenía problemas mentales y fue arrestado en una ocasión por blandir un cuchillo en un paso elevado de la ciudad.
Tras el incidente, las autoridades británicas elevaron la alerta terrorista de “sustancial” a “severa”, segundo nivel más importante en la escala, y significa que un nuevo ataque es altamente probable en el país.
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