Pedalista del equipo neerlandés Jumbo Visma, Roglic sufrió este año un nuevo revés en la ronda gala por una caída que le obligó a retirarse.
«Quiero volver al Tour e intentar ganarlo, pero como he aprendido, si no ganas el Tour, no es el fin del mundo. La vida sigue, incluso si nunca gano el Tour», admitió el esloveno a la prensa sobre sus aspiraciones.
Pese a fracasar en la competición francesa, Roglic conquistó el título olímpico de la contrarreloj en Tokio 2020, su tercera corona en la Vuelta a España y triunfó en el Giro de Emilia y la clásica Milán-Turín.
«Me gusta ver las dificultades en la vida como un desafío más que como un problema. Creo que las carreras y la vida van bien cuando se vive de esta manera. Lo que está sucediendo en el mundo nos ha recordado a todos que tenemos que disfrutar de la vida», aseveró.
Tras contraer matrimonio, Roglic ya piensa en comenzar la pretemporada en España en diciembre y reiteró su ambición de cosechar nuevos éxitos.
«No soy el tipo que habla en voz alta y hace alardes. En nuestro deporte, tienes que demostrar lo que puedes hacer en la carretera, con las piernas, no en la televisión. Creo que estoy transmitiendo algún tipo de mensaje sobre no rendirse nunca, y creo que la gente lo aprecia», subrayó.
Roglic, saltador de esquí hasta 2012, llegó al ciclismo con 23 años y debió convencer a los técnicos de su país para poder llegar al deporte profesional.
«Creo que he crecido de muchas maneras durante los últimos años. Mi trayectoria se ha desarrollado muy rápido. Llegué tarde al ciclismo, un deporte diferente al que practiqué, y tuve que aprender todo de manera acelerada. Tienes que aprender a montar en bicicleta y, en mi caso, necesitaba aprender a sufrir», precisó.
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