Cientos de féminas de organizaciones sociales y políticas, trabajadoras, amas de casa y estudiantes, se unieron en la manifestación ‘Mujeres en resistencia’, que ocupó calles del centro capitalino para reiterar demandas históricas e incumplidas, a propósito de la conmemoración, mañana, del Día Internacional de la Mujer.
Identificadas con pañuelos verdes y morados, la marea humana avanzó acompañada de pancartas, tambores y megáfonos en un recorrido de alrededor de dos kilómetros, que terminó en la Plaza de Santo Domingo, donde alzaron las voces por las víctimas de la violencia masculina y los femicidios, por ellas y a favor de las nuevas generaciones.
En declaraciones exclusivas a Prensa Latina, Verónica Silva, del colectivo Mujeres construyendo democracia’, explicó que el objetivo de su presencia en la marcha es, sin dudas, la lucha por la equidad de género, pero también por aumentar la presencia femenina en la política del país.
‘Las políticas públicas aquí en Ecuador necesitan también ser construidas por las mujeres. La cara de la pobreza en nuestro país sigue siendo femenina. Nos siguen pagando menos por los mismos trabajos que realizan hombres’, aseguró la activista.
Asimismo, mencionó además que entre las contiendas que libran actualmente está la de despenalizar el aborto por causa de violaciones sexuales.
‘es urgente que las mujeres nos pronunciemos por nuestros derechos. Por eso estamos aquí. La mujer en la política es un derecho y somos más de la mitad de la población’, recalcó.
De su lado, la joven Karen López, quien se identificó como feminista ecuatoriana, afirmó que la marcha de esta jornada es para exigir al estado dejar de encubrir violadores y abusadores.
‘Vamos a ser felices el día que no nos falte ninguna, el día que todas podamos salir a la calle sin ser acosadas, violentadas, solo por ser mujer’, enfatizó.
En esa misma línea, las demandas de quienes intervinieron durante la concentración incluyeron pedidos al gobierno nacional de mejorar las condiciones laborales para las féminas y cerrar la brecha salarial, con respecto a los hombres.
‘áEs momento de decir basta! Estoy aquí por quienes ya no pueden exigir respeto, por mí y por mi sobrina pequeña, porque quiero que camine sin miedo’, sentenció por su parte, Tessa, de 24 años.
Igualmente denunciaron que la Ley de Apoyo Humanitario impulsada por el ejecutivo las precarizó, en momentos cuando en toda la nación las familias luchan contra la Covid-19 y la crisis económica agudizada por la enfermedad.
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