El Cumbre Vieja azotó por primera vez a la llamada Isla Bonita por Madonna en su canción el 19 de septiembre pasado. Manifiesta ahora dos variables asociadas como son la emisión de dióxido de azufre y la sismicidad a más de 30 de kilómetros de profundidad.
En algunos momentos recientes, los expertos hablaron de estabilidad en sus emisiones y de debilitamiento, algo que parece real. Sin embargo, la cautela y la paciencia prevalecen como los argumentos principales de cara al fenómeno natural.
María José Blanco, portavoz y uno de los rostros visibles del Instituto Geográfico Nacional de España (IGN), ha sido varias veces protagonista de estos altibajos. Ahora se mostró más vertical en sus vaticinios.
Aunque la tendencia de la energía del volcán es descendente, la erupción va a acabar a corto plazo. Lo demuestran los cambios sustantivos en la dinámica de las explosiones y la expulsión de magna que varía cotidianamente.
La estadística de inmuebles destruidos aumentó a más de dos mil 600, con otras 120 edificaciones parcialmente impactadas por el paso lento y demoledor de la lava. Las vías fueron severamente dañadas con 77,4 kilómetros afectados, de los cuales nada menos que 4,2 quedaron sepultados bajo la lava.
Datos del sistema europeo de satélites Copernicus indican que la superficie arrasada por la lava es de mil 42 hectáreas. Hay imágenes tenebrosas que han quedado en la retina, como una cancha de fútbol, una iglesia, una escuela y una piscina, engullidas por el magma.
Hay unas siete mil personas evacuadas de sus viviendas, de las cuales 484 pernoctan en hoteles, más otras 43 que están en centros sociosanitarios.
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