Chun, que sufrió en los últimos años la enfermedad de Alzheimer y un cáncer de sangre, fue declarado muerto después de un ataque cardíaco en su casa en esta capital.
Su gobierno duró hasta 1988 y sigue siendo para muchos compatriotas una época marcada por una severa represión política.
Durante su mandato, los surcoreanos sufrieron enormes abusos contra los derechos humanos, y aplastó brutalmente las protestas a favor de la democracia antes de ir a prisión por delitos cometidos mientras estaba en el cargo.
Entre sus víctimas no mortales estuvo el a la postre presidente Kim Dae-jung, quien fue arrestado como líder de la oposición y condenado inicialmente a muerte por presuntamente fomentar un levantamiento en Gwangju (suroeste).
La sentencia de Kim se redujo y finalmente fue liberado, y además de la presidencia ganó el Premio Nobel de la Paz en 2000 por sus esfuerzos para promover la democracia en Surcorea.
Chun nunca se disculpó y se negó a reconocer que estaba detrás de las órdenes de disparar contra los manifestantes en Gwangju.
En los años 1990 fue condenado por motín y traición por el golpe de Estado y la represión, así como por corrupción.
Su sentencia era de muerte, pero fue indultado a fines de 1997 a pedido del entonces presidente electo Kim Dae-jung.
El portavoz presidencial Park Kyung-mee expresó sus condolencias a la familia de Chun, pero agregó que es lamentable que no se haya disculpado por la masacre de Gwangju antes de su muerte.
Al respecto, agregó que la Casa Azul no planea enviar flores de luto ni ningún representante oficial para presentar sus respetos.
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