Un artículo de opinión en el diario Politico suscrito por Erin Aubry Kaplan, periodista en Los Ángeles y colaboradora de opinión del New York Times, señaló que el abismo entre vacunados y no vacunados parece superar a todo lo demás, incluso la división de negros y blancos.
La segmentación llegó a ocultar por completo la interdependencia, creando nuevos y peligrosos binarios: racional e irracional, respetuoso de la ley y vigilante, creencia en el cambio climático y rechazo del mismo, aseguró.
Aunque estas divisiones no son del todo nuevas, son dramáticas, con consecuencias nada menos que existenciales. Sin embargo, dijo, este año, el binario más angustioso para mí -el que hace que todos los demás parezcan imposibles de superar- es quizás el más mundano: vacunados y no vacunados, subrayó.
“No me gustan las líneas firmes que he tenido que trazar entre yo y los demás no vacunados. Pero no tengo elección; se trata de sobrevivir. Más allá de querer proteger mi propia salud y la de los que están en mi círculo más cercano, simplemente no puedo aceptar que nadie se niegue a mantenernos a todos -nuestra sociedad- a salvo”, aseveró.
De todas las formas que adopta el individualismo radical en estos días -me viene a la mente la gente que se arma hasta los dientes para «proteger sus libertades»- no vacunarse se convirtió en la más consistente y la más mortífera, aseveró.
Para mí, también es la más desconcertante. La naturaleza pedestre de recibir una vacuna que se demostró abrumadoramente segura y eficaz, por no mencionar que es gratuita, es lo que hace que negarse a hacerlo sea tan mezquino y tan insidioso, apuntó Kaplan.
Lo más desorientador del nuevo binario de la vacunación es que casi sustituye al racial de blanco y negro que marcó mi visión de Estados Unidos, y mi visión de su sentido moral, toda mi vida, agregó.
No hay duda de que la raza y el racismo dividen profundamente y amenazan la coherencia de nuestra sociedad. Pero no trazar las líneas de los vacunados y los no vacunados, simplemente estar de acuerdo en no concordar con los resistentes a las vacunas, es una amenaza para la vida de una manera aún más inmediata que el racismo, remarcó.
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