El plan en vigor, vigente hasta el 31 de diciembre, limita a las empresas extranjeras no europeas la posibilidad de inversión del 25 al 10 por ciento en los sectores de la energía, defensa, transporte, redes de comunicación, alimentación y biotecnologías.
Según explicó el responsable económico, esta medida, aprobada durante la crisis sanitaria, pretende evitar que las empresas francesas “pierdan un cierto número de competencias, tecnologías y conocimientos”, por lo que se mantendrá durante 2022.
“Mi responsabilidad como ministro de Economía y Finanzas es proteger las tecnologías francesas, las empresas y los sectores más estratégicos», añadió.
Con respecto a la nueva variante Ómicron del coronavirus SARS-CoV-2, aseguró que “en cualquier circunstancia se protegerá a los empleados y a las compañías” para evitar nuevas restricciones.
La medida fue adoptada siguiendo las recomendaciones de la Comisión Europea que instó a los 27 países miembro a «protegerse» contra la amenaza de adquisiciones hostiles de empresas estratégicas por parte de grupos extranjeros.
Al igual que Francia, otros Estados como Alemania tomaron decisiones similares el pasado año para no debilitar a ciertas entidades, en particular a las del sector sanitario.
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