Otra de las medidas que entró en vigor este martes, y que según el gobierno también tendrá carácter “preventivo y temporal, fue la obligación de que todos los viajeros tendrán que hacerse una prueba de PCR al segundo día de su llegada al país, y mantenerse aislado hasta recibir un resultado negativo.
La nueva cepa fue identificada la semana pasada en Sudáfrica, y la Organización Mundial de la Salud la calificó como una variante de “preocupación”, porque además de ser potencialmente más peligrosa y transmisible que la delta, todavía se desconoce si las vacunas contra la Covid-19 existentes lograrán impedir su propagación.
Por el momento, el gobierno británico aceptó la recomendación del Comité Conjunto de Vacunación e Inmunización (JCVI, siglas en inglés) de extender la aplicación de la llamada dosis de refuerzo a todos los adultos mayores de 18 ya vacunados, y acortar a tres meses en tiempo entre la segunda inyección y esta tercera.
El JCVI también propuso vacunar por segunda vez a los adolescentes de entre 12 y 15 años tres meses después de la primera y única dosis que se estableció en un principio, y ofrecer a las personas inmunodeprimidas la posibilidad de poder volver a vacunarse durante el invierno.
En todos los casos, los inmunógenos a aplicará como refuerzo son los desarrollados por Pfizer/BioNTech y Moderna, independientemente del tipo de vacuna recibido con anterioridad.
El Reino Unido, que desde el domingo pasado cerró sus fronteras a los vuelos procedentes de Sudáfrica y otros países del cono sur africano, anunció la víspera la detección de dos casos positivos a la variante ómicron en Londres, y otros seis en Escocia, además de los tres primeros confirmados el fin de semana en otros lugares de Inglaterra.
Según informaron las autoridades de Salud, las cinco personas infestadas en Inglaterra tienen antecedentes de viajes al sur de África, pero los seis escoceses no salieron del país, por lo que los expertos temen estar ya en presencia de una transmisión comunitaria del virus.
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