En una conferencia de prensa, el asesor de seguridad nacional iraquí, Qassem Al-Araji, precisó que dos drones dispararon cohetes contra la residencia de al-Kazemi, uno impactó en el techo y otro en el patio.
Uno explotó y el otro no, sin embargo, los integrantes de una brigada antiexplosivos y pruebas forenses detonaron el proyectil sin levantar las huellas dactilares.
Al-Araji expresó sorpresa por esa manipulación y reveló que los responsables están bajo custodia del Ministerio del Interior para aclarar el sospechoso suceso.
“La investigación determinará las razones por las que no se tomaron las huellas dactilares y porqué la detonación del proyectil”, dijo.
Se trata de un segundo hecho que implica una conspiración interna para asesinar al primer ministro, el primero se refiere a la desactivación de la defensa antiaérea al momento del bombardeo.
Las oficinas y residencia del jefe iraquí de Gobierno se hallan en la llamada Zona Verde, donde radican la embajada norteamericana, misiones diplomáticas e instalaciones estatales.
Los militares estadounidenses corren a cargo de la protección aérea de la localidad durante las 24 horas y los siete días de la semana.
Sin embargo, al instante del bombardeo los equipos antiaéreos estaban apagados.
oda/arc