El inmunizante ruso se basa en el adenovirus humano serotipo 26, que es el primer componente de la vacuna Sputnik V, la primera elaborada en el mundo para el enfrentamiento a la Covid-19 y cuya aplicación Buenos Aires autorizó en diciembre de 2020.
La Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Dispositivos Médicos registró la Sputnik V basado en datos de ensayos clínicos rusos, sin aplicar estudios adicionales en Argentina.
Análisis del Centro Nacional de Investigación de Epidemiología y Microbiología Gamaleya demostraron que Sputnik Light, administrada de forma independiente, tiene una eficacia del 70 por ciento contra la infección por la variante Delta del coronavirus durante los primeros tres meses después de la vacunación.
El estudio realizado por esa institución científica rusa con los datos de 28 mil personas en Moscú evidenció que el inmunizante tiene una eficacia del 75 por ciento en sujetos menores de 60 años.
Usada como refuerzo de otras vacunas contra la variante Delta, el fármaco de un solo componente está cerca de la eficiencia de Sputnik V, que es de más del 83 por ciento contra el virus y más del 94 por ciento ante los casos de hospitalización, indicó el RDIF.
En particular, el medicamento reportó una eficacia del 78,6 al 83,7 por ciento entre los ancianos, según confirmó el Ministerio de Salud de Argentina.
Además, un estudio realizado en ese país sobre regímenes heterogéneos que combinan Sputnik Light y vacunas producidas por AstraZeneca, Sinopharm, Moderna y Cansino mostró que la primera es un refuerzo universal eficaz.
Los datos también demostraron un alto perfil de seguridad del uso del inmunizante ruso en combinaciones con todas las demás vacunas, sin que se evidenciaran eventos adversos graves después de la aplicación en cualquier combinación.
El Ministerio de Salud de Paraguay encontró que Sputnik Light tenía una efectividad del 93,5 por ciento durante la campaña de vacunación en curso en el país.
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