Al menos 43 dueños de ejemplares manipularon la apariencia de los cuadrúpedos con varios métodos, entre ellos la aplicación de inyecciones de Botox.
Otros mañosos recurrieron al uso de bandas de goma para distorsionar partes del cuerpo o implantes de gel.
Hay razones para acudir a la trampa, pues los ganadores pueden ganar premios equivalentes a unos 66 millones de dólares y con las ventas obtener otros tantos.
La gerencia del Camel Club de Arabia Saudita utilizó tecnología de alta gama para juzgar, aunque la inspección ocular resulta clave a fin de comparar con los perfiles de la raza.
Esos elementos incluyen los rasgos distintivos de un supuesto ejemplar ideal, la forma de andar y proporciones físicas antes de someterse a radiografías, pruebas de ultrasonido y análisis genéticos.
En los últimos años, en las naciones de la península arábiga comenzaron a proliferar los concursos de belleza para camellos, uno de los más competitivos es el Al Dhafra en Abu Dhabi, Emiratos Árabes Unidos.
Tales eventos rinden homenaje a la herencia tradicional beduina de la zona que dispuso de esos resistentes animales para enfrentar la inclemencia del desierto.
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