Aprobada en octubre del pasado año y con su implementación fijada para inicios del 2022, desde ya marca pautas para conducir el progreso de este sector y establece aspectos de obligatorio cumplimiento para quienes realicen actividades rectoradas por el Ministerio de Industrias (Mindus).
Entre sus objetivos figuran la transformación y modernización de las industrias de forma gradual, con prioridad para las líneas de mayor impacto en los sectores estratégicos considerados por el país, explicó el viceministro del ramo Ernesto Cedeño en diálogo con la prensa.
Para ello combina elementos como la inversión extranjera, la introducción de nuevas tecnologías y el aprovechamiento de la ciencia y la innovación, aspecto este último en el que actualmente tienen más de 500 proyectos, muchos de ellos de conjunto con universidades nacionales, añadió.
El propósito es, en esencia, satisfacer la demanda interna con productos nacionales y contribuir al mejoramiento de la balanza comercial, así como, poco a poco, encaminarse hacia la exportación, a partir de generar productos más competitivos y de calidad, acotó Cedeño.
La política respalda el trabajo que se realiza desde hace algunos años y conllevó el esfuerzo de muchos especialistas y expertos en la realización de estudios, diagnósticos y análisis, dijo el vicetitular, y agregó que está en consonancia con la estrategia socioeconómica hasta el 2030 y otros documentos rectores.
Recordó que el desarrollo industrial de Cuba se ha visto afectado por el impacto del bloqueo económico de Estados Unidos y la falta de financiamiento, todo lo cual derivó en una fuerte obsolescencia tecnológica.
De acuerdo con el balance del desempeño de esta rama en el 2020, la industria nacional solo contribuyó al 12 por ciento del producto interno bruto y mostraba, entre otras deficiencias, el desaprovechamiento de las capacidades instaladas.
Estos problemas reiterados por años fueron los que señaló el presidente Miguel Díaz-Canel, al ser aprobada la política, a la cual consideró como un paso muy importante para impulsar la transformación industrial y que este sector desempeñe el papel que le corresponde en el entramado económico de la nación.
Entre sus aspectos relevantes destaca la creación del Fondo de Asistencia al Desarrollo Industrial, con el objetivo de proveer préstamos para inversión a mediano y largo plazos.
Asimismo, la política aboga por insertar como complemento del desarrollo industrial a la pequeña industria manufacturera no estatal y a otras formas de gestión, incluidas las cooperativas; además de promover una mayor integración de todos los actores y el incremento del uso de materias primas nacionales.
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