La entidad precisó que una de cada tres personas que perdieron la vida en este país árabe en 2021 vivían en las gobernaciones de Hodeida y Taiz, “a pesar de que las partes en conflicto firmaron el Acuerdo de Estocolmo para evitar una escalada militar en las dos regiones”.
Sin embargo, tres años después de iniciado el pacto los civiles siguen siendo los más afectados por el conflicto, subrayó.
Save the Children resaltó que octubre resultó el mes más mortífero de este año en Yemen con 358 personas muertas o heridas, un aumento de 53 por ciento con respecto a septiembre.
El Acuerdo de Estocolmo fue un paso positivo hacia los esfuerzos de paz, pero la esperanza que generó fue efímera, pues desde entonces unas tres mil personas perdieron la vida en Hodeida y Taiz, agregó.
El Consejo Noruego para Refugiados cifró la pasada semana en cinco mil 267 el número de civiles que murieron por la guerra desde entonces.
Según la oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, dos tercios de la población de Yemen, unos 20 millones de personas, dependen de la asistencia humanitaria y el 80 por ciento vive por debajo del umbral de pobreza.
Después de años de conflagración, esta nación árabe tiene la cuarta población de desplazados internos más grande del mundo con unos cuatro millones de personas, subrayó recientemente el organismo.
Por su parte, el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia denunció que unos 10 mil niños fueron asesinados o mutilados desde el inicio de la guerra en marzo de 2014, cuando los rebeldes lanzaron una ofensiva que ocupó la capital Saná y amplias zonas del norte y del oeste.
Un año después Arabia Saudita y varios aliados árabes intervinieron en auxilio del presidente Abd Rabbu Mansour Hadi, lo que permitió a sus tropas recuperar algunas áreas.
El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo consideró recientemente que Yemen atraviesa “la peor y más grande catástrofe humanitaria del mundo”.
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