El Plan B de Johnson incluye el uso obligatorio de la mascarilla en el transporte público y espacios cerrados, el requisito de que los trabajadores de Salud Pública estén vacunados contra la Covid-19 para poder trabajar en el sistema, y la presentación de un certificado de vacunación o un resultado negativo a una prueba del virus para entrar a un club nocturno o un espectáculo masivo.
Aunque en las votaciones por separado de cada una de las medidas hubo legisladores conservadores que se opusieron, la que más rechazo generó dentro de la bancada gobernante fue la relacionada con los llamados pasaportes de vacunación, con 98 papeletas en contra.
En definitiva, la controvertida propuesta que Johnson considera proporcionada, pero que muchos de sus correligionarios califican de draconiana, obtuvo el apoyo de 369 diputados por 126 que la rechazaron.
La mayoría de los legisladores del opositor Partido Laborista hicieron esta vez causa común con el gobernante conservador, tras aclarar que lo hacían para tratar de frenar la propagación de la variante Ómicron y preservar el Servicio de Salud Pública.
El diputado laborista Wes Streeting, quien se desempeña como la contraparte del ministro de Salud en el gabinete a la sombra (opositor), apuntó, no obstante, que la magnitud de la rebelión es un reflejo de la destruida autoridad que ostenta Johnson.
No se trata solo de los votos (en contra), sino de que se ha perdido la confianza en el país, en el primer ministro, en los mensajes del gobierno sobre los temas de salud y sus medidas, aseguró el legislador, en declaraciones a Sky News poco después de la votación.
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