Conocida por su personalidad fuerte y dominante, Hiriart ejerció influencias sobre su marido para dar el golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973, según lo reconoció el propio general; así como también en la elección de sus ministros.
La esposa de Pinochet dirigió el Centro de Madres de Chile, a la cual el dictador transfirió más de 230 propiedades que le generaron réditos millonarios, por lo cual fue investigada por malversación de fondos y fraude.
“Ella fue el motor, el eje de Augusto Pinochet, para aplicar las políticas represivas”, afirmó Alicia Lira, líder de la Agrupación de Familiares de Ejecutados Políticos.
Lira lamentó que Hiriart nunca haya sido procesada judicialmente por su autoría en los delitos de corrupción y por su participación como cómplice en los crímenes que se cometieron durante la dictadura (1973-1990).
Según un informe de la Comisión Valech, publicado en 2011, bajo ese régimen se registraron en el país más de 40 mil casos de violaciones de los derechos humanos, entre ellos tres mil 65 asesinatos y desaparecidos.
“Con la muerte de Lucía Hiriart se va terminando lo que queda del pinochetismo. Nunca más ultraderecha. Nunca más fascismo”, escribió en su cuenta de Twitter el diputado de Acción Humanista Tomás Hirsch. “Se va en completa impunidad al igual que su esposo. Hoy más que nunca Chile necesita avanzar en justicia y reparación”, afirmaron las Juventudes Comunistas de Chile, cuyos miembros fueron perseguidos y asesinados durante ese período.
La noticia del fallecimiento llega a tres días de las elecciones del próximo domingo donde aspiran a la presidencia Gabriel Boric, de la coalición de izquierda Apruebo Dignidad, y el ultraderechista José Antonio Kast.
“Ojalá que este 19 de diciembre nazca por fin un nuevo Chile donde nunca más vivamos los horrores a los que ella y el dictador nos sometieron durante 17 años”, escribió en las redes sociales la diputada Camila Vallejo.
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