El Registro Nacional de Personas aseguró que, mediante proceso biométrico, ya cuentan con esa información, aunque todavía el Ministerio de Relaciones Exteriores no ofrece detalles sobre cómo se realizará la repatriación de los cuerpos.
Unas 55 personas perdieron la vida el jueves 9 de diciembre en la ruta de Chiapa de Corzo a Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, México, un hecho que pasará a la historia como una de las peores tragedias de migrantes, en su mayoría de esta nación centroamericana.
También casi un centenar resultaron heridos y se recuperan en diferentes hospitales del estado de Chiapas en espera del traslado a sus comunidades de origen o que se acojan a beneficios otorgados por México.
Sin embargo, la triste realidad es que muy pocos lo aceptan y pese a la desesperación vivida volverían a intentar llegar a Estados Unidos, como se desprende del testimonio de algunos entrevistados.
Otros, incluso, huyeron del lugar tras volcarse el tráiler para no ser reconocidos o deportados.
En este Día Internacional del Migrante, el padre Mauro Verzeletti, director de la Casa del Migrante, recordó que violencia, corrupción, miseria y narcotráfico son los peligros que acechan a quienes se ven obligados a salir de sus países.
Con una misa ayer en la Catedral Metropolitana en memoria de los fallecidos en Chiapas, Verzeletti señaló que «los verdaderos responsables no están muy lejos, son aquellos que deberían promover políticas públicas para el para el desarrollo humano integral y no piensan en el bien común de los seres humanos».
A su juicio, la crisis migratoria y su estela de muerte y desolación para las familias guatemaltecas se agrava, porque «vivimos en una sociedad altamente indiferente, donde las estructuras del narcotráfico crecen a cada día aprovechándose de los sueños de los migrantes, para aumentar su poder económico sin escrúpulos ni misericordia».
El tema es tan complejo -aseguró, que existe una dramática situación con la partida de niños y niñas que se suman al drama humano, pues muchos están muriendo en su ruta migratoria y otros en la frontera entre México y Estados Unidos.
Para Verzeletti, la palabra migración significa duelo, debido a las innumerables dificultades a vencer como «fronteras con muros que brincar, policías, militares y migra por evadir para no ser atrapados, golpeados, robados o deportados», además, de ser considerados como delincuentes, denunció.
Al terminar la homilía, el sacerdote brasileño, anunció que deja Guatemala después de 23 años de lucha en favor de los migrantes centroamericanos.
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