No es de extrañar que, desde la primera visita al país, los viajeros foráneos escuchen términos propios de su fraseología como: áqué bolá!, áÑo! y áno cojas lucha!, aseguró a Prensa Latina Mariana Pedraza, licenciada en lengua alemana y con varios años de experiencia en el sector del turismo.
La joven afirmó que algunos nombres de elaboraciones consumidas en la nación antillana generan inquietud entre los visitantes, por ejemplo, la ‘ropa vieja’, conocida también en la región de América Latina como carne mechada o desmenuzada, y a base de carne de res.
‘También, cuando le damos guarapo, bebida tradicional en el país, explicamos que es el jugo obtenido de la caña de azúcar y, durante nuestros recorridos por la Habana Vieja, al escuchar frases como: asere, bájame dinero para comprar el pan, comentamos que esa resulta una expresión común’, expresó.
Sucede similar con los regionalismos, por ejemplo, según el periodista David Seguí, en Matanzas, provincia occidental a la cual pertenece el famoso polo turístico de Varadero, sus habitantes mencionan ‘tener hueso’, para describir un aburrimiento prolongado o estar sin hacer nada.
Arletis Saragosa recordó cómo, mientras estudiaba en la Universidad de Oriente y compartía con estudiantes desde Camagüey hasta Guantánamo, objetos tan comunes como el ‘palito de tender ropa’ recibía diversas denominaciones en la misma región: palillo, mordaza, horquilla o ganchos.
Si bien el español es el idioma oficial del estado, muchos reconocen el aporte de términos exportados de lenguas extranjeras e, incluso, de palabras indígenas para designar, por ejemplo, lugares o platos culinarios.
Algunas de ellas tienen un uso más frecuente en intercambios comunicativos informales, aparecen en los diccionarios con una marca coloquial o popular y en conversaciones con amigos y entornos familiares de cercanía y confianza; aunque surgen además en contextos formales como: crónicas periodísticas, publicidad o programas en los medios de comunicación.
Fraseología cubana actual
De la jerga marinera traída por los españoles en siglos anteriores conservamos frases como: ‘tirarle un cabo’ y ‘viento en popa y a toda vela’ relativas, la primera, a brindar determinado tipo de ayuda a alguien y la segunda indica que las cosas marchan bien, comentó a Prensa Latina Sergio Valdés, profesor titular de la Universidad de La Habana.
Esa diversidad de orígenes, a los cuales se suman el indígena y africano, determinó que la Real Academia Española creara un proyecto de diccionario panhispánico de fraseologismos ya reconocidos como: ‘búscate un chino que te ponga un cuarto’ o ‘no creer ni en velorio chino’.
Al llegar a las Antillas Mayores, en el siglo XV, los ibéricos debieron apropiarse de la terminología aborigen para designar elementos de la flora, fauna y culturas propias de esos lugares, si bien en principio pretendieron apodar esos nuevos hallazgos con términos del español o el árabe.
‘Las artes también aportan frases al idioma. Recuerdo ‘La Habana no aguanta más’, nombre de una canción del reconocido grupo cubano Los Van Van y correspondiente a los procesos migratorios internos de otras provincias hacia la capital, que quedó como expresión cotidiana’, aseveró el experto.
Valdés recordó la existencia de un diccionario panhispánico de dudas pues, a veces, una palabra en Cuba adquiere un significado y en otros países del área es incluso hasta vetada o prohibido su uso.
‘En varias oportunidades, cuando he impartido conferencias en el exterior y empleo esos vocablos con doble sentido paso por esa situación incómoda o graciosa y pido disculpas’, finalizó.
mem/dgh