Los dos aeropuertos de Beijing suspendieron 54 viajes y los de la provincia de Gansu interrumpieron su itinerario completo, debido a la poca visibilidad reportada durante todo el día.
Mientras, la región autónoma de Mongolia Interior cerró algunas terminales aéreas y detuvo las clases, las labores no indispensables y varias rutas del transporte urbano como medida de seguridad.
Tanto ese territorio como Gansu decretaron la alerta naranja (la segunda de mayor peligro) y exhortaron a la población tomar las debidas precauciones para proteger la salud, pues continúa elevada la concentración arena y polvo en el aire.
Se trata de la peor tormenta de arena que afecta China en una década.
El servicio meteorológico nacional indicó que hasta mañana 12 provincias norteñas estarán bajo el azote de vientos intensos y una gran concentración de partículas de polvo y arena flotando en el aire.
En Beijing, la visibilidad en las vías sigue a menos de mil metros de distancia y la contaminación se agravó con el nivel de las peligrosísimas partículas PM10 en 10 mil microgramos por metro cúbico.
Aparte de provocar un centenar de muertos y un desaparecido en Mongolia, la tormenta destruyó viviendas, granjas agrícolas y la infraestructura eléctrica de las provincias Uvs y Khentii.
Cubrió la capital, Ulán Bator, con una gruesa capa de arena durante tres horas, hasta que un frente frío limpió la atmósfera.
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