En masivas ceremonias populares y religiosas se encendieron las luces de decenas de árboles de Navidad en las diferentes provincias, en particular Alepo y Damasco, en medio de cantos y recitales musicales que crearon un ambiente alegre y esperanzador.
Varios espectáculos teatrales para niños fueron organizados en los lugares emblemáticos cuyo objetivo, según afirman los organizadores, es difundir alegría entre los pequeños y transmitir un mensaje de paz y amor al mundo, a pesar de la guerra.
De igual manera, miles de hijos de soldados caídos durante el conflicto pudieron disfrutar de actividades recreativas y recibir regalos de Navidad en iniciativas encaminadas a rendir homenaje a sus padres, fallecidos en la lucha contra el terrorismo.
Las máximas autoridades de las diferentes comunidades cristianas manifestaron en sus mensajes la esperanza de que Siria expulse el terrorismo por completo y recupere su estabilidad.
Esta nación sigue sufriendo los efectos de una guerra que ya lleva 11 años, a pesar de todos los esfuerzos del Gobierno y de los amigos para salir de este oscuro túnel, dijo el Patriarca de la Iglesia sirio-católica, Mar Ignatius Yusuf III Yunnan.
Destacó que los sonidos de los cañones se redujeron y la vida volvió a la normalidad en la mayoría de Siria, pero desafortunadamente algunos países continúan manipulando el destino de esta nación y la vida de su pueblo que sólo busca paz y seguridad.
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