“Mientras tanto, seguiremos trabajando para asegurarnos de estar listos ante cualquier desarrollo de los eventos”, manifestó la víspera el canciller ruso, Serguéi Lavrov, en conferencia de prensa para abordar las prioridades de la política exterior de su país.
Señaló que las autoridades de Moscú están convencidas de que si hay buena voluntad y compromiso, siempre se puede encontrar una solución aceptable para todas las partes.
Para debatir sobre las iniciativas del Kremlin de posibles compromisos vinculantes de seguridad, delegaciones rusas se reunieron el 10 de enero, en Ginebra, con la contraparte estadounidense; el día 12 en Bruselas con la jefatura de la OTAN; y el 13 las presentaron ante la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE).
Acerca de la primera reunión, el vicecanciller Serguéi Riabkov, jefe del equipo negociador ruso, manifestó que las cuestiones principales sobre las propuestas quedaron en suspenso, aunque consideró muy concreta y sustancial la negociación.
En declaraciones a la prensa luego del intercambio de casi ocho horas, Riabkov manifestó que las conversaciones “permiten ser optimista”, pero aclaró que no tomaría decisiones hasta después de conocer los resultados de los encuentros con el resto de las partes.
Señaló que Moscú explicó lo imperativo que resulta para su país obtener garantías legales de la no expansión de la OTAN hacia el este y contra el despliegue cerca de sus fronteras de fuerzas de ataque que podrían alcanzar objetivos en su territorio.
Subrayó también la necesidad de que el bloque militar vuelva a las fronteras que tenía en 1997, antes de que comenzara a captar países del antiguo bloque socialista.
“Hemos dejado claro que si no se avanza en estas áreas clave, indispensables, imprescindibles, necesarias para nosotros, el trabajo en otros aspectos, aunque importantes, quedará en entredicho”, apuntó.
Por su parte, el viceministro ruso de Asuntos Exteriores Alexander Grushkó, al frente de la conversación con la OTAN en Bruselas, señaló que la reunión evidenció grandes brechas en temas claves.
“La conversación resultó ser bastante franca, directa, profunda, intensa, pero al mismo tiempo reveló una gran cantidad de diferencias sobre cuestiones fundamentales”, indicó.
Subrayó que uno de los mayores problemas es que la OTAN entiende el principio de indivisibilidad de la seguridad de forma selectiva, por lo que solo es aplicable a sus miembros.
Grushkó reconoció que las partes no cuentan con una agenda positiva unificadora, “no la tenemos en ningún aspecto”, subrayó, pero aseguró que Rusia cuenta con que la OTAN responda a sus propuestas o aclare por qué no las acepta.
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