La aparición de las mujeres en las múltiples categorías, sobre todo en los apartados a Mejor Dirección y Mejor Película, se mantiene exigua, aunque por instantes muestra un leve cambio en el grado de luminosidad.
Recibir la nominación o, más aún, ganar la estatuilla dorada en lo que se consideran los segmentos más cotizados de los galardones, es la quimera de cualquier artista que se desempeña en estas dinámicas audiovisuales.
Sin embargo, la historia y los números demuestran que en la conquista de esta ilusión tienden a ser las mujeres las menos suertudas; para nada por una razón vinculada con sus capacidades o aptitudes profesionales, sino más bien por las minúsculas oportunidades ofrecidas.
De acuerdo con estadísticas presentadas por analistas del fenómeno, en el transcurso de casi medio siglo de los Premios de la Academia de Estados Unidos en 1929, sólo un 14 por ciento de los más de 10 mil nominados fueron mujeres y de ellas, apenas cinco recibieron la candidatura a la Mejor Dirección.
Esto no se queda aquí. La brecha de género se extiende a la sección de Mejor Película, donde figuran 13 mujeres entre los más de 370 nominados desde 1950, según revela un estudio de Daniel Levitt, Catherine Shoard y Seán Clarke para el períodico británico The Guardian.
El propio análisis realizado hace dos años demostró que las fotógrafas no corren mejor suerte en el aparatoso camino hollywodense, pues fue Rachel Morrison (Mudbound, 2018) la única triunfadora en esta categoría durante todo el recorrido de los Premios.
Por suerte y sorpresa (hasta podría decir justicia), fue la china Chloé Zhao con su filme Nomadlandla, la segunda mujer en conquistar el título entre los realizadores y las cintas de la edición 2021, pues el hito lo marcó 12 años antes la cineasta estadounidense Kathryn Bigelow con su obra The Hurt Locker, 2009.
Pero la asiática que imprimió su nombre en la historia de la industria cinematográfica cosechó otras notables hazañas como el récord de recibir cuatro nominaciones en un mismo año: Mejor Dirección, Guion Adaptado, Edición y Mejor Película.
Además fue la primera no blanca nominada a Mejor Dirección, una disputa sostenida con su colega Emerald Fennel por la cinta Promising Young Woman, con quien obtuvo el privilegio de ser las únicas que en 93 Oscar compartieron la postulación a estas codiciadas categorías.
El 2021 fue sin dudas, al decir de los analistas, el año de las primeras veces en muchos sentidos y en especial para las mujeres, pues lograron la presencia de 70 representantes del género en 76 nominaciones.
Para este 2022 las matemáticas no varían demasiado. Lamentable, sí. Sorprendente, no.
Una investigación del diario especializado The Wrap arrojó que de las 276 cintas estrenadas y presentes en la actual carrera por la Mejor Película, el 27 por ciento cuenta con una mujer en la dirección.
La reducida cifra de aspirantes, que representa la menor en los últimos 10 años, está relacionada con los requisitos de selección implantados por los organizadores del certamen y la situación generada por la Covid-19 a la industria y sus producciones.
Pero esto es tema de otro costal. La deuda perenne de la Academia de Hollywood con artistas negros, mujeres, latinos, asiáticos, países africanos sigue vigente, con pequeños pasos y mucho discurso sobre «oportunidades equitativas» que no logran concretarse en acciones.
Todo indica que debemos esperar un «tiempito» igual a 24 meses (a partir de esta fecha) para empezar a ver un posible cambio en el listado.
Según informó la propia organización insigne del cine de Hollywood, nuevos estándares de representatividad comenzarán a aplicarse en la ceremonia de entrega 96, prevista para 2024.
Para esa fecha, confirmaron, la inclusión influirá en la elegibilidad de los largometrajes en el momento de ser nominados para garantizar y asegurarse de que ‘todas las voces son escuchadas y celebradas’.
Esperemos entonces que la Academia cumpla sus promesas y no deba ser este «asunto de mujeres» tema reiterativo, a no ser para hablar de buenas noticias, sin los peros que justifican la desigualdad y el poco reconocimiento al par XX.
A fin de cuentas, como dijera la abogada estadounidense y líder del movimiento feminista Bella Abzug (1920-1998): «La prueba para saber si puedes o no hacer un trabajo no debería ser la organización de tus cromosomas».
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