El reporte castrense precisó que integrantes del Movimiento de las Fuerzas Democráticas de Casamanza (MFDC) atacaron a una patrulla que cumplía una operación de seguridad contra el tráfico mercantil ilícito en el sur de la localidad gambiana de Bwiam.
Los rebeldes abatieron a dos soldados senegaleses de la misión de la Comunidad Económica de los Estados de África Occidental (Cedeao) y, según la Dirección de Información y de Relaciones Públicas del Ejército, se presume que nueve militares permanecen detenidos por los insurgentes.
Asimismo, la fuente añadió que un atacante murió y tres fueron capturados y detalló que los individuos viajaban en un camión con el cual trasladaban clandestinamente mercancía, una actividad perseguida en la frontera de Gambia.
«Durante los últimos cinco meses, 77 camiones transportando ilegalmente madera procedente de Senegal fueron inmovilizados por el quinto destacamento senegalés desplegado en el seno de la fuerza internacional en Gambia», notificó un comunicado del Ejército.
El conflicto desatado en Casamanza en 1982 cumple 40 años y aún espera una solución definitiva, mientras que los enfrentamientos armados afectan a soldados senegaleses y guerrilleros procedentes por lo general del sur del país, aunque otros componentes se involucraron en esa guerra de baja intensidad.
Las fuentes de la contienda se centran en el amplio mosaico de riquezas naturales, principalmente su tesoro maderable, pero también en su peculiaridad de ser territorio de Senegal en el interior de Gambia, por lo cual pasa también por ser un problema geoestratégico.
Historiadores recuerdan que las demandas secesionistas de la zona comenzaron a perfilarse en forma más acabada en 1947, cuando el MFDC, formado principalmente por individuos de la comunidad diola, proclamó por primera vez la independencia de Casamanza.
Pero 35 años después –en 1982- cientos de separatistas, organizados por el Movimiento se manifestaron en la capital regional, Ziguinchor, a favor de disociarse de Senegal, una demostración que concluyó con enfrentamientos causantes de heridos y la detención, entre otros del líder Augustin Djamakoun Senghor.
Al año siguiente otra protesta similar se zanjó con 25 muertos y desde entonces las víctimas letales suman unas cinco mil en ese escenario de un conflicto con raíces políticas, económicas y culturales, más que étnicas, apunta sobre la trama el blog pazcondignidad.org.
Casamanza es una región potencialmente rica, pero el conflicto armado obstaculiza su desarrollo, ahora basado significativamente en la agricultura y la pesca, y se considera una importante opción turística poco explotada; según turoperadores la zona clasifica entre las que poseen las playas más bellas de África.
Sin embargo, todo lo anterior deja de tener valor ante la situación de “ni paz ni guerra”, que erosiona la seguridad allí y poco a poco se retira del tapete político la posibilidad de frenar de una vez los combates en los que ahora participan efectivos de un contingente militar de la Cedeao, lo que evidencia lo complejo del asunto.
Por su parte, el MFDC no tiene un comportamiento político-ideológico homogéneo y una de sus facciones negoció con Dakar en 2020 bajo el auspicio de la Comunidad de San Egidio.
La delegación de los rebeldes la encabezó Salif Sadio, jefe de los destacamentos que operan donde ocurrió el más reciente ataque a soldados senegaleses, mientras hoy en las redes sociales sobresale el criterio de que existe ambigüedad para dar solución al problema.
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