En declaraciones al medio ruso RT, publicadas por Venezolana de Televisión, desde su lugar de arresto domiciliario Saab mencionó vejaciones sufridas durante su encierro, así como los impedimentos para reunirse con sus médicos, abogados y familiares, a pesar de haber salido de prisión.
El Departamento del Tesoro de Estados Unidos incluyó en 2019 al empresario de origen colombiano en su lista de funcionarios sancionados por su participación en la importación de alimentos destinados a programas de protección social en Venezuela.
Casi un año después de la medida unilateral de Washington, Saab resultó detenido el 12 de junio de 2020 mientras hacía una parada técnica en Cabo Verde, a pesar de su condición diplomática de enviado especial del Ejecutivo bolivariano.
Al momento de su detención, fungía como enviado especial del Gobierno de Venezuela para colaborar en el abastecimiento y suministro de alimentos básicos y medicamentos, ‘un papel que ha cobrado mayor importancia desde el inicio de la pandemia (de Covid-19)’, recordó.
La captura tuvo lugar a pesar de que para el momento no existía código rojo vigente en el sistema de la Interpol, que el día 13 de junio emitió una extemporánea orden para justificar el arresto, sin tomar en consideración su inmunidad diplomática, denunció en su momento la Cancillería venezolana.
El funcionario aseveró que el objetivo de la extralimitación judicial por motivos políticos es debilitar al presidente Nicolás Maduro, además de intentar utilizarlo para ‘extraer información’ para usar en contra del mandatario y el Gobierno venezolanos.
‘Es bien conocido el uso del llamado lawfare (guerra jurídica) en procesos judiciales con fines políticos, por parte de Estados Unidos, al igual que su política de sanciones contra Venezuela, que solo perjudica al pueblo; todo ello hace que mi detención sea arbitraria e ilegal’, aseveró.
Señaló además que la administración del presidente Donald Trump tenía una obsesión con Venezuela y con Maduro y, durante todo su mandato, utilizó todos los mecanismos a su alcance para aniquilarlos; ‘soy un mero instrumento para alcanzar ese verdadero fin’, manifestó.
Tras su detención y confinamiento en Cabo Verde, en un proceso tildado por su defensa como una ‘extralimitación judicial sin precedentes’, finalmente se le concedió el arresto domiciliario en enero de este año, con una amenaza de extradición a Estados Unidos aún sobre sus hombros.
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