La ministra de Pesca islandesa, Svandis Svavarsdottir, señaló este viernes que en la actualidad esa actividad es económicamente irrelevante para esta nación europea, por lo que en principio será innecesario prorrogar los permisos de caza vigentes hasta finales de 2023.
Svavarsdottir, quien milita en el gubernamental Partido Ecologista, señaló además que esa práctica es cuestionada internacionalmente, por lo que desde 1986 la Comisión Ballenera Internacional (CBI) prohibió la misma.
Sin embargo, Islandia mantiene la caza de los cetáceos argumentando sus beneficios económicos y desde esa fecha se registró en este país la captura de unas mil 700 ballenas cuya carne, que no es un plato típico, se exportó principalmente a Japón.
Las cuotas establecidas hasta 2023 autorizan que cada año se cacen en Islandia 217 ballenas minke o rorcuales pequeños, así como 209 ejemplares de rorcual común, el segundo mayor mamífero después de la ballena azul.
Las dos firmas islandesas que poseen esas licencias, IP-Utgerd y Hvalur cesaron prácticamente sus actividades, en gran medida como consecuencia de la pandemia de la Covid-19, así como por el incremento de los costos, indican analistas.
En 2018, se cazaron en Islandia 146 rorcuales comunes y seis pequeños, pero en los últimos tres años solo se reportó la captura de una ballena minke, precisan las fuentes.
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