Asimismo prometió un nuevo aliento en la lucha antiterrorista, punto flaco de la administración del expresidente Roch Marc Christian Kaboré, cuya ineficacia detonó el golpe castrense que lo derrocó a fines de enero pasado.
El auge de los ataques y atentados islamistas en Burkina Faso cobró en los últimos siete años unas dos mil muertes y el desplazamiento interno y hacia países limítrofes de alrededor de un millón 500 mil personas, según datos de organismos internacionales.
En la alocución durante la ceremonia de toma de posesión del mando admitió que la situación de seguridad en su país está “degradada” por el recrudecimiento de las acciones terroristas e instó a los miembros de las Fuerzas armadas a acompañarlo en el compromiso de erradicar a los atacantes.
Cabe mencionar que Burkina Faso está suspendida de todas las actividades en la Unión Africana (UA) debido al golpe de estado perpetrado el 24 de enero último que derrocó Kaboré.
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