Las reparaciones de ese espacio cultural, uno de los más emblemáticos del país, ascienden anualmente a 428 mil dólares, gracias a las contribuciones del gobierno sandinista y de organismos mundiales, según informó su director, el maestro Ramón Rodríguez.
Ese escenario acogerá este jueves una exposición de artes plásticas en homenaje a Rubén Darío; así como, el Festival Internacional del Bolero, del 24 al 28 del presente mes, y la celebración de los 30 años de la Camerata Bach, conjunto nacional fundado el 21 de marzo de 1992.
El Teatro Nacional Rubén Darío, denominado así por el poeta nicaragüense, resultó una de las pocas edificaciones en pie tras el terremoto del 23 de diciembre de 1972 en Managua y los incendios asociados a ese fenómeno natural que destruyó casi en su totalidad la urbe capitalina.
El icónico edificio comenzó su planificación alrededor de 1964, como iniciativa de artistas, intelectuales y políticos asociados al Instituto Pro Arte Rubén Darío, entre ellos, figuraba Hope Portocarrero, esposa del tercer y último miembro de la dinastía Somocista y primera dama durante su gobierno dictatorial hasta 1979.
De la voluntad de Portocarrero en tributo al también periodista, diplomático y máximo representante del modernismo literario en lengua española, surgió ese coliseo de las artes escénicas, inaugurado el 6 de diciembre de 1969, días antes del aniversario de nacimiento del intelectual, el 18 de enero.
Creado por el arquitecto José Francisco Terán Callejas, su apertura al público fue transmitida en numerosos países del orbe e, incluso, el periódico estadounidense New York Times lo calificó como “el mejor centro para las presentaciones escénicas en Latinoamérica”.
Considerado también uno de los mejores espacios de su tipo en Centroamérica, resalta por su resistencia al terremoto pues, de acuerdo con un estudio realizado por la Universidad de Stanford, en Estados Unidos, su estructura sufrió menos de dos por ciento de daños.
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