Así lo considera la directora de Política Comercial con América del Norte en el Ministerio del Comercio Exterior y la Inversión Extranjera (Mincex), Mariluz B’Hammel, quien dijo a Prensa Latina que todas las medidas del cerco norteamericano repercuten sobre la entrada de capital foráneo a la nación caribeña.
Para desarrollar un negocio en la isla los inversionistas tienen que contar con desafíos como las dificultades para la importación de insumos y el no poder utilizar el dólar en los mercados internacionales, con los costos adicionales que implican los cambios de moneda, explicó.
“Nosotros hemos tenido oportunidad de intercambiar con empresarios de otros países, incluso de Estados Unidos, y muchos de ellos se sorprenden cuando les tocan de cerca alguna de las medidas del bloqueo, con su alcance extraterritorial”, comentó.
En ese sentido señaló que una de las experiencias más vívidas para ellos es cuando van a realizar alguna transacción bancaria y la entidad financiera donde tienen sus cuentas, y con la que siempre han trabajado, les dice que no es posible realizar la operación para Cuba.
Esto es resultado del efecto intimidatorio de la política de Washington hacia la nación caribeña, en particular de las sanciones y las multas que durante años el Departamento del Tesoro estadounidense ha impuesto a tantos bancos y empresas en el mundo, añadió.
B’Hammel igualmente se refirió a los obstáculos que representa la prohibición de importar hacia el país productos con más de un 10 por ciento de contenido de origen estadounidense.
“En el mundo globalizado de hoy, donde cualquier producción tiene elementos de distinta procedencia, ya sea en materias primas, insumos, componentes… resulta casi imposible cumplir con ese requerimiento, que restringe el área de mercado al que tiene acceso Cuba tanto para las importaciones como para las exportaciones”, agregó.
La especialista del Mincex precisó que para las compras eso es una traba permanente, porque para exportar a la isla un producto con más del porciento aprobado hay que tener una licencia de una agencia del Gobierno de Estados Unidos, y la voluntad es que eso no suceda.
A ello se suma la aplicación en su totalidad de la Ley Helms-Burton, una norma surgida en 1996, justo luego de la aprobación de la Ley de Inversión Extranjera cubana, y que tiene como propósito obstaculizar la entrada de capitales foráneos aún más.
En particular, la directiva aludió al Título III del cuerpo jurídico, que estuvo en moratoria hasta 2019 y abre la posibilidad de establecer demandas contra quienes “trafiquen” con propiedades nacionalizadas por Cuba, “un término muy engañoso y lejano a cualquier criterio de legalidad”, que tiene igualmente un efecto disuasorio.
A pesar de todo, aseguró, la nación caribeña no se ha cruzado de brazos y ahora más que nunca está empeñada en atraer flujos mayores de inversión extranjera, con variadas iniciativas y la búsqueda de soluciones a las dificultades internas que lastran el proceso.
Sobre el particular destacó que la cartera de oportunidades de negocios del país es un reflejo del crecimiento del sector, pues cada año se incrementan las opciones.
La actual cuenta con 678 proyectos en las ramas prioritarias de la economía, 175 más que en 2020, y con más de 12 mil millones de dólares para inversión.
B’Hammel comentó que en esta edición destacan las propuestas con menores montos, con la intención de abrir el espacio a un número mayor de inversionistas potenciales, incluyendo a los cubanos residentes en el exterior.
Añadió que trabajan intensamente para que los proyectos se generen desde el nivel local, lo cual también tiene expresión en la actual carpeta de negocios.
Otro aspecto que denota la voluntad de avanzar en este ámbito es la creación de la Ventanilla única para la inversión extranjera, una puerta de entrada para quienes desean apostar por el país y donde reciben información, asesoramiento y acompañamiento en el proceso, dijo la especialista.
También la Zona Especial de Desarrollo Mariel, enclave estratégico, cercano a puertos de varios países y con condiciones de infraestructura para el asentamiento de industrias, que a pesar de las campañas de descrédito ha crecido en los últimos años, acotó.
Según informó al Parlamento cubano en diciembre el titular del Mincex, Rodrigo Malmierca, actualmente existen en la nación 302 negocios con capital foráneo, de los cuales 104 son empresas mixtas, 54 entidades de fondos completamente extranjeros y 144 contratos de asociación económica internacional, fundamentalmente en el turismo, energía, alimentos e industria alimentaria.
A pesar de la pandemia de Covid-19 y del recrudecimiento del bloqueo de Estados Unidos, en los dos últimos años fueron aprobados 47 nuevos negocios, una prueba de que el empresariado confía en Cuba, remarcó el ministro.
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