En un resumen de las declaraciones ofrecidas a TVE por el jefe del Ejecutivo, Pedro Sánchez, se conoció la decisión -por ahora- del envío de armamento a Ucrania, bajo el concepto de la contribución de la nación ibérica a través del Fondo Europeo para la Paz que destinará 450 millones a este fin.
Al respecto, Sánchez resaltó el respaldo español a los ucranianos con material de protección como cascos o chalecos antibalas, y sanitario, entre otros.
De todas formas, añadió la determinación del Gobierno de regularizar a todos los ucranianos que viven en España para que puedan trabajar legalmente y acceder a las políticas sociales, junto con señalar, al mismo tiempo, que no existe ningún de animosidad en torno a los ciudadanos rusos radicados en este territorio.
En paralelo, se conoció de una carta hecha pública por el multimillonario ruso Míjail Fridman, dueño del 76 por ciento de la cadena de supermercados DIA, según la cual pidió fin del derramamiento de sangre en Ucrania.
La misiva, dirigida a los trabajadores de DIA en España, una cadena también presente en algunos países latinoamericanos, evitó hacer «declaraciones políticas», al considerarse “un hombre de negocios con miles de empleados en Rusia y Ucrania».
No obstante, subrayó que “la guerra nunca puede ser una respuesta” y opinó que la crisis dañará a dos naciones «hermanas durante años».
La víspera, los partidos Podemos e Izquierda Unida (IU) cuestionaron ciertos matices en torno al conflicto en Ucrania, en particular el accionar de la Unión Europea (UE).
Aliados del Gobierno que encabeza Sánchez en el grupo denominado Unidas Podemos, las dos organizaciones mostraron desagrado por algunas medidas adoptadas en un caso a nivel del bloque comunitario y en el otro respecto a la propia administración de Madrid.
Podemos deploró que la UE aprobara el financiamiento con 450 millones de euros para el envío de armas letales a Ucrania ante la operación militar de Rusia, porque «aumenta la escalada bélica y no va en la línea de la distensión».
Por su lado, Izquierda Unida repudió el refuerzo del despliegue de las tropas españoles en la frontera de los países aliados de la OTAN con Rusia al considerar que no es una opción razonable la militarización.
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