Toyota informó que por problemas de suministro paralizaría hasta nuevo aviso su planta en la ciudad rusa de San Petersburgo, así como la importación de vehículos terminados.
En 2021, el conglomerado japonés fabricó unos 80 mil autos en Rusia de los modelos RAV4 y Camry.
La firma opera también en Ucrania donde canceló todas las actividades comerciales desde el mismo comienzo de la campaña bélica, el pasado 24 de febrero.
“Nuestra principal prioridad es la seguridad de nuestros empleados, personal de ventas y proveedores”, precisó Toyota en un comunicado, con la esperanza de que “un mundo pacífico regrese lo antes posible”
Honda, por su parte, detuvo el envío de motocicletas y autos a Rusia ante la caída continua de las ventas y la dificultad para efectuar los pagos.
El impacto de las sanciones económicas de Occidente y sus aliados, impuestas a Moscú, preocupa a otros gigantes automovilísticos japoneses con fuerte presencia en el mercado ruso.
En tal sentido, Mitsubishi y Mazda temen posibles interrupciones en la adquisición de piezas para sus fábricas que las llevarían también a un cierre temporal.
Mientras, Nissan monitorea la situación en la zona antes de adoptar medidas perjudiciales para su producción.
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