En realidad, fue una decisión legitimada por el jefe de la Junta de Gobierno de la región autónoma de Castilla y León, Alfonso Fernández-Mañueco, pero es un mal síntoma para la llegada en abril de Núñez-Feijoo a la dirección del PP.
Marca el regreso a la época de la dictadura franquista, salvando las diferencias porque es la primera vez que ocurre en democracia.
Peor aún, Donald Tusk, jefe del Partido Popular Europeo y expresidente del Consejo Europeo, calificó este jueves de capitulación los acuerdos del PP con Vox en Castilla y León.
“Para mí es una triste sorpresa”, dijo Tusk al cierre de una cumbre de líderes del PPE en París, a la que asistió el todavía presidente del PP en España, Pablo Casado.
“A fin de cuentas, es una capitulación. Espero que sea solo un incidente o un accidente, y no una tendencia en la política española”, completó el político conservador polaco.
Ante la andanada de críticas internas y desde el exterior, Núñez Feijoo se apresuró a subrayar que no tuvo incidencia alguna en el paso dado por Fernández Mañueco.
Aun así, le llovieron las críticas de toda la izquierda española, organizaciones nacionalistas y del propio partido centrista Ciudadanos.
La plataforma de Vox es negacionista de los abusos y violaciones contra la mujer; rechaza la existencia al nivel que alcanzó la pandemia; es xenófobo; homofóbico; pondera el proteccionismo, rechaza la globalización y es euroescéptico.
Vox ostentará la presidencia de las Cortes de Castilla y León y tendrá notables responsabilidades como la vicepresidencia y tres consejerías del Gobierno de coalición.
Ganador de las elecciones en febrero pasado, Fernández-Mañueco rechazó la propuesta del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) de no objetar una administración en solitario a cambio de algunos acuerdos.
El procurador de Vox, Carlos Pollán, será el presidente de las Cortes de Castilla y León, mientras el jefe del ultraderechista partido en la comunidad autónoma, Juan García-Gallardo, ejercerá como segundo de Fernández-Mañueco.
Lo ocurrido se asemeja bastante a las maniobras de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, calificada por analistas locales como exponente de las tácticas trumpistas (estilo de Donald Trump), buscando con acciones populistas para ganar peso y proyectarse hacia la presidencia de España en un futuro no muy lejano.
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