Las erogaciones para ese sector en la mayor parte del país se mantuvieron planas o disminuyeron en la década que siguió a la Gran Recesión, ‘dejando a los estados mal equipados para responder a la COVID-19 y a otras necesidades sanitarias emergentes’, según un nuevo estudio publicado en Health Affairs, citado por la publicación.
El estudio encontró que el gasto en salud pública se redujo de 80,40 dólares per cápita en 2008 a 75,83 dólares en 2018.
La única categoría de gasto que vio un aumento general fue la prevención de lesiones, que incluye el abuso de sustancias, señaló el informe, y precisó que el coste per cápita estimado de la pandemia de coronavirus es de 50 mil dólares.
En sus conclusiones, los autores de la investigación concluyeron que ‘sin una reforma institucional, los estados son susceptibles de seguir descuidando la salud pública con sólo infusiones de emergencia a corto plazo de fondos federales en medio de una crisis como la de COVID-19’.
‘Sin una inversión sustancial y sostenida por parte de los estados y un apoyo federal sólido y continuo, Estados Unidos podría continuar con su enfoque ‘por defecto’ de la financiación de la salud pública: ‘negligencia, pánico, repetición», afirmó el estudio.
El Congreso de Estados Unidos aprobó en 2020 un presupuesto militar para el Pentágono de cerca de 740 mil 500 millones de dólares, cuando la mayoría del mundo llama a reducir los gastos militares para favorecer programas sociales y de desarrollo.
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