«Una nueva etapa que se desarrollará sobre una hoja de ruta clara y ambiciosa, en beneficio de la integridad territorial y soberanía de España, de nuestra estabilidad y prosperidad», declaró el jefe de la diplomacia de Madrid.
Si bien la noticia ha sido acogida con rechazo mayoritario de la oposición y de partidos afines que forman parte de la coalición del Gobierno, las autoridades de las ciudades autónomas españolas de Ceuta y Melilla destacaron que será beneficioso para ellos unos lazos diferentes con Rabat.
Así lo expresaron durante sendas visitas efectuadas hoy por el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, a esos dos enclaves.
Precisamente, al hablar ante la comisión de relaciones exteriores del Congreso, Albares señaló el deseo de que este capítulo sirva para reforzar la seguridad de las fronteras de Ceuta y Melilla y las marítimas de Canarias para «asegurar el control de los flujos migratorios y la lucha contra la trata de personas, garantizar la cooperación en materia antiterrorista”.
Quedó claro, además, que el canciller se encargará de preparar la condiciones para una futura visita de Sánchez a Marruecos.
De todas formas, la oposición y sobre todo de un indignado partido Podemos, elevaron el tono de las críticas por el acuerdo alcanzado por Sánchez con Marruecos, al considerar que daña el derecho a la autodeterminación del pueblo saharaui.
Durante su visita a Ceuta y Melilla, el máximo representante del Palacio de la Moncloa prometió una relación mucho más sólida con Marruecos, a la vez que resaltó que se ha cerrado una crisis.
«Sentamos las bases de una relación mucho más sólida, mucho más fuerte, con el reino de Marruecos», puntualizó Sánchez.
En abril de 2021 se desató una crisis entre Marruecos y España, que tuvo su origen en la atención médica que el país ibérico dio al líder del Frente Polisario, Brahim Gali, enfermo grave de Covid-19. Ante este hecho, Rabat permitió la salida de 10 mil personas en calidad de inmigrantes hacia Ceuta.
El Frente Polisario demanda un referendo de autodeterminación bajo la sombrilla de Naciones Unidas, tal como se convino en el alto al fuego de 1991 y que nunca se cumplió. Marruecos plantea otro tipo de hoja de ruta en un plan de 2007 jamás aceptado por el pueblo sarahui ni por la ONU.
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