Scotland Yard, como se conoce popularmente al cuerpo policial londinense, aclaró que no identificará públicamente a las personas multadas, aunque la oficina del gobernante conservador dijo que informaría si este era uno de los sancionados.
La Policía comenzó a investigar las denuncias de las reuniones ilegales en Downing Street y otras dependencias gubernamentales en enero pasado.
El llamado «partygate» tuvo a Johnson al borde de la destitución tras conocerse que asistió a por lo menos seis de las 12 fiestas bajo investigación, pero el tema pasó a un segundo plano cuando comenzó la operación militar rusa en Ucrania.
Johnson debió responder a un cuestionado enviado por Scotland Yard a más de un centenar de personas que presuntamente participaron en las fiestas realizadas en momentos en el país se encontraba en pleno confinamiento por la pandemia.
El gobernante admitió en el Parlamento que asistió a una de esas celebraciones, con tragos de por medio, en los jardines de Downing Street en mayo de 2020, aunque alegó que siempre pensó que se trataba de una reunión de trabajo.
A raíz del escándalo, la oposición política y un grupo que representa a los familiares de las víctimas de la Covid-19, además de varios diputados conservadores le exigieron la renuncia.
Según las reglas internas del partido gobernante, si 54 de los 360 legisladores conservadores informan por escrito al llamado Comité 1922 que ya no confían en el primer ministro, entonces se le sometería a un voto de confianza.
De no conseguir el apoyo de la mitad más uno de sus correligionarios (181 votos), Johnson tendría que dimitir y se abriría un concurso de liderazgo interno para escoger un sustituto.
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