De acuerdo con la Casa Blanca, las sanciones incluyen un bloqueo total a la institución financiera más grande del país euroasiático, Sberbank; y al banco privado más relevante, Alfa Bank, así como a otras compañías estatales de importancia, cuya lista será revelada mañana.
Con esta medida, la administración busca dañar «la capacidad del Kremlin para utilizar estas entidades de las que depende para financiar la guerra en Ucrania».
Washington agregó que las hijas de Putin y Lavrov, así como la esposa de este último, no podrán solicitar visa para Estados Unidos ni tener ningún vínculo comercial con empresas del país norteño.
Por último, se prohibió el pago de la deuda soberana de Rusia con fondos sujetos a la jurisdicción estadounidense.
Biden prometió eximir de las sanciones a los sectores esenciales que garantizan los alimentos y servicios básicos de la población rusa.
La oleada de medidas coercitivas ocurrió pocos días después de que medios occidentales difundieran imágenes acerca de una masacre perpetrada presuntamente por parte de las tropas de Moscú en la ciudad ucraniana de Bucha, cercana a la capital, Kiev.
El Kremlin desmintió la noticia e instó a las organizaciones internacionales de derechos humanos a investigar el suceso, el que calificó como “una provocación del presidente ucraniano, Volodymyr Zelensky”.
Durante una conferencia de prensa, el jefe del Centro Nacional de Gestión de la Defensa de Rusia, Mijaíl Mizíntsev, describió las acciones como «un crimen inhumano y horrible del régimen de Kiev, una prueba más de genocidio contra su propio pueblo”.
Estados Unidos afirmó que intensificará las sanciones para lograr el aislamiento económico, financiero y tecnológico del gigante euroasiático.
Según expertos, Biden debería dejar de mirar hacia Europa e intentar resolver la crisis económica y la inflación que sacuden a su propio país y afectan su índice de popularidad entre los estadounidenses.
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