“Si Suecia y Finlandia entran en la OTAN, la longitud de las fronteras terrestres de la Alianza con Rusia aumentará en más del doble. Naturalmente, habrá que reforzar estas fronteras”, manifestó el vicepresidente del Consejo de Seguridad de este país, Dmitri Medvédev.
Advirtió que si eso sucede, no se podrá hablar de un estatus de zona libre de armas nucleares para la región del mar Báltico, por lo que “habrá que restablecer el equilibrio”, escribió el expresidente ruso en su canal de la red social Telegram.
Sus palabras respondieron a manifestaciones recientes de las autoridades de Estocolmo y Helsinki, interesadas porque sus países ingresen a la Alianza Atlántica, mientras la jefatura del bloque confirmó la intención de aceptarlos.
En este contexto, Moscú debe reaccionar “sin emociones, con la cabeza fría”, enfatizó Medvédev, quien consideró que las fuerzas de defensa terrestres y aéreas rusas tendrán que aumentar en esa región de manera significativa y será necesario desplegar tropas navales considerables en el golfo de Finlandia.
El miércoles, ambas naciones cumplieron importantes etapas hacia su posible ingreso al bloque euroatlántico: El gobierno finlandés entregó un informe de seguridad a los legisladores, mientras el partido gobernante sueco inició una revisión de sus opciones para una política de seguridad.
Por su parte, la portavoz de la Cancillería rusa, María Zajárova, consideró que tal decisión no mejorará la seguridad de esos países escandinavos y reducirá la estabilidad en el norte de Europa.
La alianza transatlántica busca con ello “continuar su expansión geográfica y crear otro flanco para amenazar a Rusia”, indicó la representante del Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia.
“Lo que no está claro es de qué les vale a nuestros vecinos finlandeses y suecos en el Báltico convertirse en una nueva línea de confrontación entre la OTAN y Rusia. Las secuelas negativas para la paz y la estabilidad en el norte de Europa son evidentes”, subrayó.
En opinión de Zajárova, ambos países “se verían automáticamente en la línea del frente de la OTAN”, por lo que no serán capaces de reforzar su seguridad nacional y “tendrían que renunciar, de hecho, a una parte de su soberanía, a la hora de tomar decisiones en materia de defensa y política exterior”.
Advirtió que en caso de ingresar a ese bloque militar, Helsinki y Estocolmo tendrán que asumir las consecuencias de ese paso para las relaciones bilaterales con Moscú y el conjunto de la arquitectura de seguridad europea, la cual, dijo, está sumida hoy en una crisis.
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