El reconocimiento lo otorgó el Instituto para la Conservación Marina (MCI), organización encargada de identificar y preservar los ecosistemas oceánicos vulnerables en el mundo, y lo recibió esa zona por los más altos niveles científicos de protección y gestión de la vida en el mar.
Además, por la efectividad en la protección de hábitats críticos, con la finalidad de promover la resiliencia al cambio climático y salvaguardar el entorno marino.
Según valoraciones del especialista en conservación de la Secretaría del Corredor Biológico en el Caribe, José L. Gerhartz-Muro, Jardines de la Reina es uno de los mejores ejemplos de área marina protegida de gran tamaño administrada de manera efectiva en las islas caribeñas.
Declarado Parque Nacional en 2010 y protegido desde 1996, el grupo de cayos abarca dos mil kilómetros cuadrados, y está situado en el litoral sur entre Ciego de Ávila y Camagüey, a 80 kilómetros de la costa.
La abundancia de manglares, praderas marinas y arrecifes de coral, considerados entre los más saludables del mar Caribe, fue otro motivo para recibir el Blue Park, o Parque Azul.
Una de las actividades turísticas fundamentales en Jardines de la Reina lo constituye la pesca, la que realizan con estrictas normas técnicas, por eso la zona aún conserva una de las mayores densidades de corales y riqueza de especies de todos los arrecifes de Cuba.
En el parque habitan 37 variedades de corales, 283 de peces y 120 de aves, algunas de ellas únicas en el mundo.
Entre las especies vulnerables, en peligro o en peligro crítico de extinción están los corales cuerno de alce y cuerno de ciervo, las tortugas marinas (carey, verde, tinglado y caguama), y especies de meros como guasa y cherna criolla.
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