La víspera, 50 personas, entre ellas 11 niños, salieron de la planta metalúrgica en horarios de la tarde y la noche en dos autobuses, hacia un centro de alojamiento temporal en la localidad de Bezýmennoye, informó la agencia de noticias TASS.
El ente castrense ruso precisó que todos los civiles liberados fueron entregados a los representantes de la ONU y de la Cruz Roja para que los trasladen a los lugares seleccionados de alojamiento temporal.
Según la cartera de Defensa de este país, en la planta los civiles se encuentran retenidos por nacionalistas ucranianos, a quienes Moscú les mantiene el compromiso de cumplir las normas del derecho internacional humanitario que incluyen respetar sus vidas y curar los heridos, si deponen las armas.
El presidente ruso, Vladimir Putin, reiteró el pasado jueves que su país garantizará la salida segura de civiles de Azovstal, en conversación telefónica con el primer ministro israelí, Naftali Bennett.
“En cuanto a los militantes que permanecen en Azovstal, las autoridades de Kiev deben darles la orden de deponer las armas”, subrayó el jefe de Estado ruso, indicó el Kremlin.
Rusia inició el pasado 24 de febrero una operación militar en Ucrania, luego que las autoridades de las autoproclamadas Repúblicas Populares de Donetsk y Lugansk le solicitaran ayuda para repeler el aumento de la agresión y los intensos bombardeos por parte de Kiev.
Antes, Moscú reconoció la independencia y soberanía de ambos territorios y firmó tratados de amistad, cooperación y asistencia mutua con sus líderes, los cuales incluyeron el establecimiento de relaciones diplomáticas y la ayuda militar.
En su discurso para informar sobre el comienzo del operativo, Putin afirmó que el objetivo es proteger a la población de Donbass de los abusos y el genocidio de Kiev durante los últimos ocho años, además de “desmilitarizar” y “desnazificar” Ucrania.
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